09/07/2022 | MATÍAS BIANCHI

Dr. Zhivago, una historia apasionante

Dr. Zhivago es un clásico del cine internacional. Filmada en 1965 y ganadora de cinco premios Óscar, trata una historia de amor sumamente apasionante que transcurre durante la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la Guerra Civil Rusa. Yuri Zhivago es un médico y poeta que está casado con Tonya a quien conoce desde su infancia en Moscú. Pero un día conoce a Lara, una enfermera: las vueltas de la vida los llevan a encontrarse y separarse en situaciones inesperadas y dramáticas.



El film de 1965 es un drama histórico y romántico dirigido por David Lean. Está basada en la novela del mismo nombre de Boris Pasternak (1957), un New York Times Bestseller por el que su autor ganó el Nobel de Literatura.

La historia transcurre en Rusia durante la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la Guerra Civil. Trata los encuentros, separaciones forzadas y reencuentros entre un médico y poeta Yuri Zhivago (protagonizado por el egipcio Omar Sharif), su mujer Tonya Gromeko (Geraldine Chaplin -la hija del comediante-) y Lara Atipova (Julie Christie) una costurera y enfermera de la que él está enamorado. Los acontecimientos históricos, sumado los personajes Victor Komarovsky (Rod Steiger) un hombre rico y poderoso que intenta seducir a Lara a la fuerza y Pável Pávlovich Antipov, o, Pasha (Tom Courtenay) esposo de Lara, se interponen una y otra vez.

La producción de la película estuvo a cargo de Carlo Ponti y de Metro Goldwyn Mayer. Se llevó cinco premios de la Academia (Óscar) incluido mejor guión adaptado (Robert Bolt), cinematografía (Freddie Young), dirección de arte, banda sonora (Maurice Jarre) y  vestuario. También ganó cinco Golden Globes y estuvo nominada a mejor película, mejor director y mejor actor. Si bien la historia transcurre en Rusia el idioma de la película es inglés y se filmó la mayor parte en España. Tanto el libro como la película estuvieron prohibidas por la Unión Soviética hasta 1994.


La historia comienza en 1940 aproximadamente, con la visita del General ruso Yevgraf Zhivago (Alec Guiness), medio hermano de Yuri, a una represa donde él sospecha que su sobrina -hija de Yuri- trabaja como operaria. La mujer, de unos 20 años de edad, se llama Tonya al igual que la mujer de Yuri pero ella desconfía del general. Yevgraf procede a contarle la historia de Yuri, que fue adoptado de pequeño por los Gromeko, una familia de clase alta de Moscú. Alexander Gromeko, su padre adoptivo, le abre puertas a Yuri para que estudie medicina y posteriormente se case con la hija de ellos, Tonya Gromeko.

Lara Antipova, una adolescente, trabaja en el taller de costura de su madre, que está en pareja con el millonario Victor Komarovsky. Él corteja a Lara también. La madre, al enterarse de ello, intenta suicidarse. Es aquí que aparece Yuri (Dr. Zhivago) para curarla y termina viendo a Lara por primera vez. Lara está casada y enamorada de Pasha un joven idealista y socialdemócrata.

Una escena fundamental muestra como antecedente a la Revolución Rusa, a obreros y operarios industriales (incluído Pasha) que se manifiestan pacíficamente pidiendo comida y abrigo. Son reprimidos y atropellados por los caballos de los cosacos (la guardia montada del Zar). Mueren hombres, mujeres y niños. Tanto Pasha como Yuri resultan testigos de la crueldad del episodio. Al primero lo vuelca hacia el extremismo de izquierda y a Yuri -que ve todo el episodio desde el balcón de la casa de su familia adoptiva e intenta a ayudar y es amenazado por los oficiales-, lo marca de por vida.

Se desencadena la Primera Guerra Mundial y Yuri es enviado al frente como médico. Pasha como soldado. Cuando comienza la Revolución Rusa de 1917 muchos soldados empiezan a desertar, amotinarse y matar a sus superiores. “Estamos luchando en una guerra para defender a los ricos” exclaman. Una escena de extrema tensión lo ejemplifica: una tropa que está arribando al frente de batalla se cruza en un camino en medio de la nada con soldados desertores. Los primeros les piden que regresen al frente, los segundos los matan salvajemente. En medio del tumulto Yuri y Lara se reencuentran. Ella es enfermera en un hospital precario en la campiña. Fue a parar allí en un intento por encontrar a su marido, Pasha, que ha sido recientemente declarado desaparecido. Yuri y Lara conviven en el hospital y se enamoran pero no lo expresan físicamente.



Cuando Yuri vuelve de la guerra a su hogar en Moscú para reencontrarse con su mujer Tonya, su hijo Sasha, y su suegro Alexander, la casa, que antes tenía todos los lujos y una belleza singular, es ahora una propiedad confiscada por los bolcheviques y compartida con una docena de familias, completamente venida abajo y mugrienta. Prácticamente todo lo de valor ha sido robado o “redistribuido”. Ellos tienen asignada una pequeña habitación y todas las posesiones que han podido retener se encuentran dentro de ella.

Al llegar, a Yuri lo reciben una mujer y un hombre de avanzada edad que con una media sonrisa le dan la noticia de que su casa no es más “su casa” y aquí se puede entrar en conciencia del resentimiento social fogoneado en la época. Como es invierno y la madera escasea, durante la noche Yuri sale desesperado a buscar algo de leña por el barrio y recurre a robar unas tablas de madera de un cerco y esconderlas bajo su abrigo. Es descubierto y un policía ruso (que resulta ser su medio hermano Yevgraf) lo protege y le alerta que su vida corre peligro, no solo por lo sucedido sino porque sus poemas han sido tildados de anti comunistas.

El hermano lo ayuda con los papeles para escapar a otra propiedad que los Gromeko tienen en un campo al pie de los Urales. El viaje lo realizan a bordo del tren transiberiano donde duermen en un vagón compartido con una decena de personas en condiciones hacinadas, conviviendo con un anarquista intelectual molesto, entre otros. Durante el viaje hay una escena particularmente dramática en la que una madre se acerca corriendo al tren en movimiento para entregarle su bebé a Yuri. En este viaje Yuri se entera que Pasha sigue con vida y se ha convertido en el comandante Strelnikov, líder bolchevique.

Un peón los recibe en la estación de tren en los Urales y les explica que la casa, que es una mansión, se encuentra confiscada, pero la pequeña cabaña de visitas se encuentra sin confiscación y la podrán aprovechar para pasar el próximo invierno. Yuri y su mujer deben recurrir a hacer huerta para no pasar hambre. Allí se enteran del asesinato del Zar y su familia. Yuri se reencuentra con Lara, que habita una casa en un pueblo cercano de Yuriatin junto a la hija que ha tenido con Pasha. Ya no logran contenerse y expresan su amor apasionadamente y sin reparos. Es en las escenas entre el campo y Yuriatin donde uno percibe, por primera vez, la sensación de refugio y tranquilidad. Es donde se aprecia en toda su dimensión la belleza primaveral de la campiña rusa, con escenas donde se destaca la maravillosa cinematografía de la obra. Tonya queda embarazada de su segundo hijo y Yuri, inspirado, vuelve a escribir poesía.

Pero la paz dura poco. Cuando Yuri toma la decisión de termnar su vínculo amoroso con Lara dado el embarazo de Tonya, es secuestrado por los comunistas para servir como médico en la Guerra Civil rusa durante dos años, hasta que logra desertar. Cuando regresa a los Urales se entera que Tonya se ha casado con otro hombre y exiliado a Francia. Lara lo recibe en Yuriatin y lo cura ya que se encuentra en muy mal estado al haber pasado frío y hambre. Tonya y Lara se habían conocido durante ese tiempo, y ella le pidió a Lara que si lo volvía a ver le entregara una carta y cuidara de él.

Reaparece Víctor para advertirle a Lara y Yuri que sus vidas corren peligro e intenta persuadirlos que se refugien con él, sin condicionamientos. Pero ellos desconfían ya que Víctor había violado a Lara en su adolescencia. Esto los fuerza a tomar refugio en la casa de la campiña de los Gromeko durante el invierno. Yuri escribe los poemas “Lara” hasta que su paz se ve nuevamente interrumpida por Víctor, que vuelve a advertirles que los están buscando y les ofrece ayuda para salvarlos. Se ven forzados a separarse nuevamente. Lara se va sin Yuri, pero queda embarazada de un hijo suyo.

La duración es de tres horas y veinte minutos que si bien en el mundo actual parece mucho, el guión es tan cautivante y ameno que el tiempo fluye casi sin que uno lo perciba. Hay un intervalo. No carece de acción, aventura y sorpresa. Aún así, exigirá la voluntad de bajar las revoluciones y degustar la obra como a una copa de vino. Si se puede evitar la distracción del celular, mejor. La paciencia valdrá la pena.

Si bien la película toca temas políticos, lo hace sin ideología. Al final uno sentirá haber sido testigo de una época de extremo sufrimiento en el continente europeo y entenderá con claridad los sucesos históricos y la forma de vida que llevaba la gente en Siberia antes de gozar de las comodidades de la actualidad. Se aprecian medios de transporte como trenes a vapor y tranvías, planchas de hierro calentadas en estufa, trineos con tracción a sangre equina y otras curiosidades. Se observa una burguesía acostumbrada a bailes y festejos con vestimenta de una elegancia exorbitante y mujeres que vestían con una cantidad realmente asombrosa de joyas y pieles como tapados habituales. No lo dude, la obra suscitará una catarata de reflexiones con el correr de los días, a medida que uno recuerda escenas que son una genialidad por lo que nos conmueven o por la belleza de la dirección de arte.

Es una película de amor donde queda claro que las vueltas de la vida son muchas e inesperadas, los encuentros, separaciones y desencuentros suceden, sean buscados o no y eso no siempre debilita aquel intenso sentimiento sino que muchas veces hace todo lo contrario.



Autor


︎Matías Bianchi


Soy curioso, reflexivo, sensible, observador, detallista y conversador. Apasionado de la cultura general y del desarrollo personal. Licenciado en Ciencias de la Comunicación, Relaciones Públicas y Magíster en Periodismo, me gusta aprender y experimentar cosas nuevas constantemente. Crear contenido y compartirlo. Disfruto intensamente lo bello, estético y los placeres simples como un intercambio de sonrisas. Pero no todo es goce, para mí se trata de aprender a sufrir también. En mi búsqueda de conciencia, mi mentalidad estoica a veces me desafía a ir hacia lo incómodo y riesgoso o, en otras palabras, a aventurarme poniendo el cuero. Me encanta el contacto con la naturaleza y los elementos. Si es haciendo actividad física, mejor. 
Creo en la actitud positiva, la cultura del esfuerzo, la voluntad, determinación y perseverancia.