07/02/2022 | MATÍAS YEATTS

El Segundo Advenimiento

William Butler Yeats fue un poeta y dramaturgo irlandés. Su figura fue importante durante el renacimiento literario irlandés porque fue uno de los responsables en difundir esta literatura al resto del mundo. Su interés por la dramaturgia, la literatura y la política se vieron reflejados en su participación como senador de la primera legislatura de Irlanda (1922 - 1928) y como fundador del conocido Abbey Theatre, así como el otorgamiento del Premio Nobel de Literatura en el año 1923.






La conjunción de dos hechos casuales me revelaron a Yeats. El primero: una gotera que se había formado sobre el techo de mi escritorio, el segundo: el libro injustamente abierto bajo la misma. El primer suceso fue a causa de una lluvia casi eterna. El libro, abierto en la página 561, en el cuento “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz” era castigado por el agua. Las gotas caían insistentes – como un llamado - sobre el epílogo: “I´m looking for the face I had/ before the world was made” . Una segunda conjunción nos siguió acercando, el ecuánime de nuestros apellidos y después; un tercer acercamiento se dio cuando un amigo me trajo The Collected Poems of W. B. Yeats .
  
   La poesía de Irlanda – antes de Yeats – no llegó a esparcirse más allá de las islas cercanas, él llevó la poesía irlandesa; con sus localismos, su mitología céltica y lullabys, a terrenos inexplorados. Irlanda había empezado a atravesar un renacimiento literario a fines del siglo XIX. Éste proponía volver a su idioma primogénito: el galés. Más tarde, los sucesores (entre ellos: W.B.Yeats, J. M. Synge, Lady Gregory) adoptaron el renacimiento, inaugurando el Irish Literary Theatre, después nombrado Abbey Theatre - todavía vigente en Dublín -.
  
  La poesía de Yeats, es sin duda inigualable en su profundidad mística, en su simbolismo y en su estilo. Hay dos poemarios esenciales en su obra: The tower (1928) y The Winding Stair and other poems (1933), hermanos cronológicos en su publicación y ambos recopilados por recomendación de su secretario: Ezra Pound. Decir que hay un solo Yeats es decir que todos los mares son una gigante y agitada extensión de agua; el poeta se fragmentó y pasó del nacionalismo al ocultismo como un simple cambio de aire. Antes de estos dos libros, se había dedicado a escribir poemas que reivindicaban el nacionalismo irlandés y las leyendas célticas que su abuela le narraba de joven.
  
  En 1919, empieza a retirarse durante los veranos a la emblemática torre en Irlanda -reconocida por Seamus Heaney como el monumento más trascendente de Irlanda- , la cual nombrará para siempre: “Thoor Ballylee”:
  
  II en “The Winding Stair and other poems”  


Alexandria´s was a beacon tower, and Babylon´s/ An image of the moving heavens, […]/ And Shelley had his towers, thought´s crowned powers he/ called them once.

  
  
La famosa “Thoor Ballylee” en Irlanda
  
  El interior de la torre en que habitaba el irlandés estaba atravesada por una escalera caracol (the winding stair). El espiral (the gyre) para Yeats es una figura que se repite, es la historia desenvolviéndose sobre sí misma, entre el caos y el equilibrio; “Dando vueltas y vueltas en la espiral creciente” (Turning and turning in the widening gyre). Sigue: 




 //I declare this tower is my symbol; I declare/ This winding, gyring, spiring /treadmill of a stair is my/ ancestral stair.
  
   En este largo poema, Yeats concluye resumiendo la teoría metafísica de Berkeley en cuatro versos:
  
  

And God-appointed Berkeley that proved all things a dream, / That this pragmatical, preposterous pig of a world, its farrow/ that so solid seem,/ Must vanish on the instant if the mind but change it´s theme […]/ Everything that is not God consumed with intellectual fire.
  
   En the Winding Stair and Other Poems, a pesar de haber renunciado a sus estadías en la torre, la sigue nombrando como un leit motiv. Y además, deja poemas memorables:  
  
  
// Nor dread nor hope attend / A dying animal; / A man awaits his end / Dreading and hoping all; / Many times he died / Many times rose again. / A great man in his pride / Confronting murderous men / Casts derision upon / Supersession of breath; / He knows death to the bone ? / Man has created death.
  
   Más adelante, ya en sus Late Poems, Yeats dedica un poema a las grandes mentes de las generaciones predecesoras; a diferencia de Ginsberg, que expresó las de su generación (“I saw the best minds of my generation destroyed by madness, starving hysterical naked”) devastadas por su patria, Yeats lo hace a modo laudatorio. En la primera estrofa se inserta en la mente del emperador Julio César (Que la civilización no se hunda / su gran batalla perdida), antes de alguna de sus tantas conquistas; dentro persiste un largo silencio, digno de una mente calculadora. En la próxima estrofa, indaga en la mente de Helena; quien enamoró a todos los hombres (”Que las altas torres ardan / y los hombres recuerden esa cara / muévete suavemente si debes moverte / en este solitario lugar”). En la última estrofa es Miguel Ángel, la víctima de los restantes versos: Con no mayor sonido que el que hacen los ratones, / hacia uno y otro lado mueve su mano. / Como una mosca de largas patas sobre la corriente / su mente se mueve sobre el silencio.)
  

   Yeats, que en largas noches recluido en su torre reflexionaba sobre la muerte; la encontró en uno de los inviernos más fríos de Francia, en 1939. W.H. Auden escribió en homenaje:
  En memoria de W. B. Yeats
  
  Él desapareció en pleno invierno:
  Los arroyos estaban helados, los aeropuertos casi desiertos,
  Y la nieve desfiguró las estatuas públicas;
  El mercurio se hundió en la boca del agonizante día.
  Los instrumentos con que contamos coinciden,
  El día de su muerte fue un día oscuro y frío.
  
  Lejos de su enfermedad
  Los lobos corrieron por los bosques siempre verdes,
  El río pueblerino no se dejaba tentar por los muelles de moda;
  Por el luto de las lenguas
  Sus poemas se mantuvieron a salvo de la muerte del poeta.
  
  Pero para él fue su última tarde como sí mismo,
  Una tarde de enfermeras y rumores;
  Las provincias de su cuerpo se revelaron,
  Los cuadrados de su mente quedaron vacíos,
  En silencio invadió los suburbios,
  La corriente de su sentimiento falló: se convirtió en sus admiradores.
  
  Ahora está esparcido entre cien ciudades
  Y entregado por completo a los afectos desconocidos;
  Para encontrar su felicidad en otra clase de madera
  Y ser castigado bajo un código de conciencia extranjero.
  Las palabras de un muerto
  Se modifican en las entrañas de los vivos.
  
  Pero en la importancia y en el estruendo del mañana
  Cuando los corredores rujan como bestias en el piso de la Bolsa,
  Y los pobres tengan los mismos sufrimientos a los que están acostumbrados,
  Y cada uno en su celda esté casi convencido de su libertad,
  Algunos miles pensarán en este día
  Como uno piensa en un día en el que hizo algo inusual.
  
  Los instrumentos con que contamos coinciden,
  El día de su muerte fue un día oscuro y frío.
  
  [1939]
  
   Traducción de Juan Arabia
  
 In memory of W. B. Yeats: “He disappeared in the dead of winter: / The brooks were frozen, the airports almost deserted/ And snow disfigured the public statues/ The mercury sank in the mouth of the dying day/ What instruments we have agree / The day of his death was a dark cold day// Far from his illness/ The wolves ran on through the evergreen forests,/ The peasant river was untempted by the fashionable quays;/ By mourning tongues/ The death of the poet was kept from his poems.// But for him it was his last afternoon as himself,/ An afternoon of nurses and rumours;/ The provinces of his body revolted,/ The squares of his mind were empty,/ Silence invaded the suburbs,/ The current of his feeling failed; he became his admirers.// Now he is scattered among a hundred cities/ And wholly given over to unfamiliar affections,/ To find his happiness in another kind of wood/ And be punished under a foreign code of conscience./ The words of a dead man/ Are modified in the guts of the living.// But in the importance and noise of to-morrow/ When the brokers are roaring like beasts on the floor of the bourse,/ And the poor have the sufferings to which they are fairly accustomed/ And each in the cell of himself is almost convinced of his freedom/ A few thousand will think of this day/ As one thinks of a day when one did something slightly unusual.//What instruments we have agree/ The day of his death was a dark cold day.”
  
  Leer al Premio Nobel de Literatura (1923), es siempre un gran placer, una revelación continua; un aventurarse a las profundidades del pensamiento y de los juegos líricos. Yeats nos pide estar en esa misma solemnidad; no se puede leerlo de manera despojada, como se lee hoy mucha poesía; hay que ascender y retirarnos a nuestra propia torre y ahí estará sentado Yeats, con su monóculo y a la luz de un candelabro tiritando.
  



Autor


︎Matías Yeatts
Poeta y escritor. Estudia Letras en la Universidad de Buenos Aires; actualmente es profesor de Literatura en un colegio secundario. "Escribir es solamente una forma de salvarse, un placer íntimo. Es la relación del escritor con el mundo (como voluntad) y la búsqueda insaciable de significarlo"