24/03/2022 | LUIS KENNY
Horacio Reyes Paez es director de cine, fotógrafo y músico. Su infancia la vivió en Uruguay, su adolescencia en Buenos aires y su adultez en Viena. Su corto “Dance for the Apocalypse” fue ganador del premio del público en el JIIFF (José Ignacio International Film Festival) y se presentó el año pasado en el Festival de Cannes. A través de un trabajo estético particular, Reyez Paez retrata su visión poética del arte y de la vida, así como sus reflexiones acerca de su habitar en el mundo.
“No me sentiría bien al hacer un arte que te deje peor que antes: La misión del arte es la curación.” Entrevista a Horacio Reyes Paez
Horacio Reyes Paez es director de cine, fotógrafo y músico. Su infancia la vivió en Uruguay, su adolescencia en Buenos aires y su adultez en Viena. Su corto “Dance for the Apocalypse” fue ganador del premio del público en el JIIFF (José Ignacio International Film Festival) y se presentó el año pasado en el Festival de Cannes. A través de un trabajo estético particular, Reyez Paez retrata su visión poética del arte y de la vida, así como sus reflexiones acerca de su habitar en el mundo.
-¿Con qué tiene que ver tu misión artística?
Si tengo una misión o una meta es intentar alcanzar una dimensión espiritual con el arte. Sé que es algo que no se puede expresar puramente desde la razón, pero sí a través de la poesía visual o audiovisual. La poesía es la colición de símbolos, signos y elementos que a veces parecen no combinarse, pero que si se los pone en lenguaje brindan un tercer valor a las cosas y pueden sugerir una dimensión espiritual.
-En tu obra hay muchos elementos, la danza contemporánea, la fotografía, la producción audiovisual, los textos de Steiner… ¿cómo logras combinar todo eso?
Es un proceso muy intuitivo. Siempre estoy en una búsqueda. Creo que el estudio filosófico es una base fundamental para producir algo artístico. En mi caso estudié en la Universidad del Cine de Buenos Aires (FUC) y el bagaje de filosofía era muy denso: las materias de semiología, semiótica, y teatro contemporáneo tenían como jefa de cátedra una gran profesora, Graciela Fernández Toledo. La considero una gran maestra. El plan de estudios de estas materias estaba mayormente volcado hacia el materialismo filosófico con el pensamiento del siglo XX, con autores como Foucault, Deleuze, Kristeva. La Universidad tenía ese corte más francés y la búsqueda de un cine más revolucionario e ideológico. Por más que todo eso estaba en las antípodas del pensamiento que a mí sí me interesa, ese opuesto activó mi propia investigación filosófica. Sentí el deber de encontrar autores que abordaran la noción de la existencia de un mundo espiritual y de un arte espiritual. Fue así que encontré la obra del filósofo austríaco Rudolf Steiner (1861-1925) y un pensamiento con el que me sentí identificado. Su obra está completamente basada en la certeza de que el mundo espiritual existe.
A los ocho años empecé con la música, a formarme como guitarrista clásico. Mi madre y mi abuelo son artistas. El arte en casa era algo de todos los días. Conviví mucho con la creación inmediata del arte plástico y musical; pero también hubo un momento en el que me tuve que formar. Y con esa formación vino esta base filosófica que considero importante. La filosofía se encarga de las grandes preguntas acerca de la existencia humana. Como artista siento que hay que presentar estas preguntas, intentar aproximarse a alguna respuesta, o crear más preguntas pero desde la poesía.
-Tu obra por momentos me dio una sensación de inmensidad y vértigo pero también de tranquilidad y calma. ¿Qué pensas del arte como un elemento que brinda calma?
Andrei Tarkovsky - director ruso, a mi entender el cineasta más grande de todos los tiempos, asumido buscador de lo espiritual en el arte- dice que lo que le recomendaría a los jóvenes artistas es que abracen la soledad. Abrazar la soledad lleva un proceso de angustia. Se puede percibir un vacío en la vida cuando uno enfrenta la soledad, pero al abrazar esa soledad, es que se vuelve posible empezar a llenar la vida con otras cosas. Tiene que ver con ese acto volitivo frente al vacío para generar cosas propias. Busco ese movimiento en el arte, intento no descartar ese momento de soledad profunda porque creo que es el paso previo hacia una posible completud. No es posible completar algo sin antes estar vacío. Intento representar siempre una sensación nostálgica y cargada emocionalmente. La soledad es una especie de tormenta y esta crisis hace posible llenar ese vacío con algo de verdad valioso. Para mi el objetivo está en la curación y la sanación a través del arte. No me sentiría bien al hacer un arte que te deje peor que antes. Siento que la misión del arte es la curación.
-¿Qué significa para vos ese verso de Rudolf Steiner que aparece en tu película, “firme me coloco en la existencia” ?
Steiner fue el primer pensador que quiso revelar y abordar científicamente desde un punto de vista filosófico la existencia del mundo espiritual, fuera del ámbito religioso y teológico, siendo él mismo, doctor en filosofía (formado en Alemania a principios del siglo XX). De su misma época surgieron otros grandes colosos de la filosofía, pero ninguno con la búsqueda de Steiner. A pedido de la familia directa de Nietzsche, Steiner fue la primera persona en tener acceso al archivo personal del autor, editando su obra completa. También editó y recopiló la obra científica de Goethe. No solo hizo su doctorado en Filosofía sino también se recibió previo a ello en Física, Biología y Matemática en la Universidad Técnica de Viena, acá a dos cuadras de donde vivo. El tuvo la necesidad de conocer al materialismo filosófico, científico e ideológico en profundidad, para poder desarrollar su pensamiento, que iba por un camino completamente distinto. Steiner se volvió un luchador contra su época en el auge del materialismo. Su única firmeza estaba en el haber encontrado siempre certeza en el mundo espiritual. Lo material es lo finito y lo espiritual es lo eterno. “Firme me coloco en la existencia” es un verso que nos dice: “me coloco firme en la existencia porque estoy seguro del mundo del cual vengo. Provengo del mundo espiritual, mi origen es divino, por lo tanto estoy firme en este mundo material”. Frente a la pandemia, estar firme en la existencia es decir que nada de lo que está pasando en este mundo material, con sus luces y sombras, puede moverme de lo que realmente soy. Estos textos que nos brinda Steiner nos ayudan a recordar nuestro origen que está enraizado en lo divino-espiritual.
"Firme me coloco en la existencia
Con seguridad recorro los caminos de la vida
Amor despierto en el núcleo de mi ser
Esperanza impregno en todo lo que hago
Confianza pongo en todo mí pensar
Estos 5 me dirigen a la meta
Estos 5 me dan la existencia."
Rudolf Steiner
-Hablando de origen y de raíces, creciste en Uruguay y en tu obra se presenta una relación con la costa uruguaya.
Sí, la costa uruguaya la conozco mucho, para mi es como el patio de tu casa cuando eras chico. Sabés cómo se ponía el sol al atardecer, conocés los ritmos durante el invierno, otoño, el verano. La costa la conozco como la palma de mi mano y creo que tengo una facilidad para narrar desde ahí. Creo que es un buen ejercicio para cualquier artista recurrir a los lugares que uno mejor conoce.
-En cuanto al “visual storytelling'', ¿qué te gustaría contar a través de tus obras y qué buscás narrar en ese storytelling?
Yo trato de plantarme en mis propias inquietudes, en mi biografía y en mis propias preguntas para poder contar algo. Si empiezo a pensar en el otro, ya me estoy saliendo de la obra que quiero crear. Al fin y al cabo lo único que intento es lograr esa transparencia conmigo mismo. La mejor forma que he encontrado para narrar es conectándome con el ámbito de lo intuitivo y lo espiritual, narrar desde el corazón en el sentido de que éste también es un órgano de percepción al igual que la vista o los sentidos comunes. Sé que todos estamos unidos en el plano espiritual. Abordando lo particular en mi, en la introspección de mi propia humanidad, es que puedo alcanzar estos universales humanos que todos compartimos y que están más allá del ámbito material. La forma de ser universal es ir al particular, a uno mismo.
-¿Cuáles son esas cuestiones, problemas, conflictos que te van guiando en tu proceso?
La crisis material de la vida humana, encarnada en la tierra, es la mejor forma de acceder a una superación de ese problema. Las fuerzas de la vida material, están en oposición a las de la vida espiritual, a eso que es eterno. Lo que a mí más me motiva es ver cómo un ser humano sobrepasa la vida a través de una profunda conexión con la vida material, cómo la vence. No es negando sino abrazando las cuestiones, los problemas, las relaciones, los vínculos. Al fin y al cabo el arte responde a ese ritmo natural de nacimiento, crecimiento y muerte. Esos tres actos de la naturaleza siempre están presentes. Me gusta cuando el ser humano se enfrenta a un conflicto y lo encara. La pregunta que me mueve es qué hace el ser humano con su propia vida, cómo enfrenta esos conflictos. Por ejemplo Olivia, la actriz del corto, le baila y le hace frente al fin del mundo como si lo que estuviera viviendo fuera un hechizo del cual tiene que salir.
-Es muy interesante cómo ese corto lo estructuraste en dos movimientos y cómo se ve el contraste entre la corporalidad y lo abstracto, con la imagen netamente estética en el sentido estático del término. ¿Qué le dirías a alguien que no conoce tu obra y entra en contacto por primera vez con ella?
Te invito, este es mi universo, también puede ser el tuyo, está abierto.
- La invitación a una rebelión y al momento contemplativo del arte...
Siempre me gustaron los caballos, son animales que me interesan particularmente. Desarrollan “mañas” con el tiempo por diferentes cuestiones que si no se los guía a tiempo no las abandonan y generalmente esas mañas pueden devenir en problemas mayores. Es un trabajo de corrección personal de esas “mañas” que hay que hacer en la vida material, y que eventualmente pueden llevar incluso a mejorar nuestro contexto. Hay que estar advertido de no tener la maña de dar los mensajes terminados o de servir en bandeja un mensaje donde el espectador no tiene nada para hacer. Hay series o películas donde el mensaje está terminado y procesado como si fuera un producto industrial donde no se da lugar a la propia contemplación humana, y ya se hace casi que por automatismo. No creo que el lenguaje sea algo totalmente cerrado, pero hay obras que tienen el mensaje muy procesado. Hay otras que son más abiertas y se encuentra un espacio de libertad para el alma humana. Por ejemplo en el arte renacentista, hay muchos artistas de la escuela de Leonardo Da Vinci que fueron técnicamente iguales, pero ninguno logra lo de Leonardo, lo de Rafael, lo de Miguel Angel. En aquellas obras hay escenas de un nivel simbólico y poético tan grande que se le permite al ser humano un espacio para entrar en la contemplación meditativa de las obras. Los maestros son los que abren la obra y dan libertad en vez de cerrarla.
- ¿Creés que hoy en un mundo como el que vivimos se puede vivir poéticamente? ¿Qué sería vivir poéticamente para vos?
Creo que el camino de la contemplación del arte es muy importante. El arte es crucial en la vida humana. El arte y la contemplación del arte corta el estímulo instantáneo del mundo virtual y electrónico en el que estamos metidos. Cualquier estímulo que nos mueva del eje, o nos adormezca, lo veo como una intervención artificial en la vida. Lo que es verdadero tiene el ritmo del crecimiento, de la naturaleza. Todo tiene su propio tiempo. Lo poético se puede percibir en la contemplación de la naturaleza. El ser humano puede encontrar poesía en la contemplación, en parar la máquina y observar a la naturaleza. Ver arte y no verlo como si fuera un álbum de fotos, sino tomándose un tiempo para contemplar, un tiempo que no tiene que estar definido más que por el encuentro de cada uno frente a la obra. Creo que la forma poética de vivir tiene mucho que ver con el trabajo espiritual y con plantarse en el presente, sin caer en una concepción New Age de inmediatez frente a algo que se trata de una conquista muy profunda. No hay una vida que sea plena y feliz todo el tiempo. Pero existe la voluntad de buscar esos momentos de contemplación y de paz. Estar en el aquí ahora es una búsqueda poética. Hay que parar para poder percibir las fuerzas del cosmos, la fuerza de la naturaleza. Eso no se puede observar si estamos sobreestimulados por algo externo.
Hay gente que quiere llegar a Marte o a la Luna con un cohete. El viaje lo podes hacer sin drogas y sin el cohete de Elon Musk. El cine trae otros mundos a la vida y no necesitás la nave espacial: la cámara es la nave espacial. Practicar la contemplación es ir a buscar poesía en la vida. Hay que poner el cuerpo para la observación, no es un acto pasivo, zen. Creo que la vida va por el camino de la contemplación, una contemplación que a la vez es acción. Ahí se presentan las claves. Pero hay que poner el cuerpo y la voluntad, no viene solo.
- Aquellos que trascienden como esos libros que resisten las lecturas, el paso del tiempo y queda algo inconcluso, ¿creés que el arte debería llegar a eso?
Qué debería ser el arte es una pregunta que cada artista se tiene que hacer y qué siente frente a eso. Yo lo veo como una responsabilidad y también como algo que disfruto hacer enormemente como ninguna otra cosa. Existe también un “arte” panfletario, que se ubica políticamente con mensajes cerrados frente al mundo. Creo que difícilmente una obra cerrada trascienda en el tiempo. Si la obra carece de poesía, difícilmente trascienda hacia esa dimensión espiritual, intentando lo eterno. Por ejemplo, una obra de Rafael trasciende el tiempo. Uno está frente a obras que tocan lo eterno. Los grandes maestros no lo alcanzan a través de hacer un panfleto de sus ideas, sino que abren un lenguaje que antes no existía, un nuevo reino. Está el artista con su propia biografía pero también está la intención de dejar algo abierto para que otros ingresen a la obra y comiencen un proceso propio. Ojalá pueda lograr, o pueda al menos intentar estar cerca de algo así.
- Atendiendo a esta responsabilidad que sentís respecto al arte, ¿qué es lo que se viene en términos de creación?
Tengo “Pillow”, un cortometraje que en breve se hará público. Pillow es parte de esta especie de trilogía de la pandemia de 2020. Antes hice uno muy cortito que se llama “Prayer” y después “Dance for the apocalypse''. “Pillow” es interesante porque registra la vida de un soltero uruguayo, Alexander, que reside en Viena hace más de 40 años. En la película se ve cómo encara poéticamente la cuarentena, cómo le hace frente con distintos ejercicios para mantenerse con esperanza. Él es un ejemplo. Tiene un registro documental, pero también una búsqueda poética en su narración.
Después estoy con mis primeros proyectos de largometraje y el que más estoy trabajando es sobre una historia personal familiar. Se trata de la búsqueda de mi abuela de su hijo en los Andes. Mi tío Carlitos Páez sobrevivió a los Andes después del accidente aéreo uruguayo de 1972, y mi abuela nunca dudó en buscarlo ya que creía que seguía vivo. Es una épica personal y familiar. Se conoce mucho la historia de mi abuelo Carlos Páez Vilaró, el reconocido pintor uruguayo, y no la de mi abuela. Es una historia a la que tengo acceso desde que nací. Es un hecho histórico real y quiero aproximarme al hecho sin dejar de lado la narración poética, y la intimidad del relato, aunque se trate de una verdadera épica.
- ¿Qué le dirías a alguien que está dando sus primeros pasos en la creación artística, empezando a tomar contacto con libros, obras de arte, películas?
Más allá de que lo intuitivo es para mi lo principal, primero considero que la formación técnica hay que hacerla lo antes posible. A mí me encantan las cámaras, los lentes, cómo funciona la cámara y todo eso. Un artista tiene que saber cómo funciona la cámara, el pincel, cuestiones materiales que hay que incorporar y seguir puliendo. Yo soy guitarrista y hay cuestiones que había que encarar: lectura musical, armonía. Cuanto antes lo hagas mejor para encontrar tu propio lenguaje. La Universidad y el estudio académico fueron fundamentales. Me sirvió ir a la Universidad para darme cuenta de la cantidad enorme de cosas con las que no estaba de acuerdo. Gracias a entender y también empatizar con gente que pensaba distinto encaré mi propia búsqueda.
También es muy importante la vida social con el otro. Hay que estar en contacto con otras formas de pensar. La Universidad me dio todos los textos filosóficos y ninguno me conformaba. Eso movilizó mi búsqueda. Es bueno ir a un lugar en donde se exponen diversas formas de pensar. Hay que estar advertido y conectado con uno para no entrar en la ola, en una masa de gente que es arrasada por un mismo pensamiento queriendo eliminar la propia individualidad, un verdadero imposible. Esto es como un juego y hay que salir a la cancha, no hay fórmulas. Hay formas para evadir la vida, pero si realmente enfrentás lo que te plantea, ahí se encuentra lo más valioso.
Autor
︎Luis Kenny
Estudiante de Filosofía y cofundador de Ventoux. Mi vocación por la cultura empezó de muy chico cuando empecé a visitar distintos museos, casi simultáneamente la lectura ocupó un rol protagónico en mi cotidianidad y consecuentemente también la escritura. Hoy en día mi principal interés, luego de asistir a diversos cursos de arte y literatura, es la difusión de la lectura y la cultura.
Si tengo una misión o una meta es intentar alcanzar una dimensión espiritual con el arte. Sé que es algo que no se puede expresar puramente desde la razón, pero sí a través de la poesía visual o audiovisual. La poesía es la colición de símbolos, signos y elementos que a veces parecen no combinarse, pero que si se los pone en lenguaje brindan un tercer valor a las cosas y pueden sugerir una dimensión espiritual.
-En tu obra hay muchos elementos, la danza contemporánea, la fotografía, la producción audiovisual, los textos de Steiner… ¿cómo logras combinar todo eso?
Es un proceso muy intuitivo. Siempre estoy en una búsqueda. Creo que el estudio filosófico es una base fundamental para producir algo artístico. En mi caso estudié en la Universidad del Cine de Buenos Aires (FUC) y el bagaje de filosofía era muy denso: las materias de semiología, semiótica, y teatro contemporáneo tenían como jefa de cátedra una gran profesora, Graciela Fernández Toledo. La considero una gran maestra. El plan de estudios de estas materias estaba mayormente volcado hacia el materialismo filosófico con el pensamiento del siglo XX, con autores como Foucault, Deleuze, Kristeva. La Universidad tenía ese corte más francés y la búsqueda de un cine más revolucionario e ideológico. Por más que todo eso estaba en las antípodas del pensamiento que a mí sí me interesa, ese opuesto activó mi propia investigación filosófica. Sentí el deber de encontrar autores que abordaran la noción de la existencia de un mundo espiritual y de un arte espiritual. Fue así que encontré la obra del filósofo austríaco Rudolf Steiner (1861-1925) y un pensamiento con el que me sentí identificado. Su obra está completamente basada en la certeza de que el mundo espiritual existe.
A los ocho años empecé con la música, a formarme como guitarrista clásico. Mi madre y mi abuelo son artistas. El arte en casa era algo de todos los días. Conviví mucho con la creación inmediata del arte plástico y musical; pero también hubo un momento en el que me tuve que formar. Y con esa formación vino esta base filosófica que considero importante. La filosofía se encarga de las grandes preguntas acerca de la existencia humana. Como artista siento que hay que presentar estas preguntas, intentar aproximarse a alguna respuesta, o crear más preguntas pero desde la poesía.
-Tu obra por momentos me dio una sensación de inmensidad y vértigo pero también de tranquilidad y calma. ¿Qué pensas del arte como un elemento que brinda calma?
Andrei Tarkovsky - director ruso, a mi entender el cineasta más grande de todos los tiempos, asumido buscador de lo espiritual en el arte- dice que lo que le recomendaría a los jóvenes artistas es que abracen la soledad. Abrazar la soledad lleva un proceso de angustia. Se puede percibir un vacío en la vida cuando uno enfrenta la soledad, pero al abrazar esa soledad, es que se vuelve posible empezar a llenar la vida con otras cosas. Tiene que ver con ese acto volitivo frente al vacío para generar cosas propias. Busco ese movimiento en el arte, intento no descartar ese momento de soledad profunda porque creo que es el paso previo hacia una posible completud. No es posible completar algo sin antes estar vacío. Intento representar siempre una sensación nostálgica y cargada emocionalmente. La soledad es una especie de tormenta y esta crisis hace posible llenar ese vacío con algo de verdad valioso. Para mi el objetivo está en la curación y la sanación a través del arte. No me sentiría bien al hacer un arte que te deje peor que antes. Siento que la misión del arte es la curación.
-¿Qué significa para vos ese verso de Rudolf Steiner que aparece en tu película, “firme me coloco en la existencia” ?
Steiner fue el primer pensador que quiso revelar y abordar científicamente desde un punto de vista filosófico la existencia del mundo espiritual, fuera del ámbito religioso y teológico, siendo él mismo, doctor en filosofía (formado en Alemania a principios del siglo XX). De su misma época surgieron otros grandes colosos de la filosofía, pero ninguno con la búsqueda de Steiner. A pedido de la familia directa de Nietzsche, Steiner fue la primera persona en tener acceso al archivo personal del autor, editando su obra completa. También editó y recopiló la obra científica de Goethe. No solo hizo su doctorado en Filosofía sino también se recibió previo a ello en Física, Biología y Matemática en la Universidad Técnica de Viena, acá a dos cuadras de donde vivo. El tuvo la necesidad de conocer al materialismo filosófico, científico e ideológico en profundidad, para poder desarrollar su pensamiento, que iba por un camino completamente distinto. Steiner se volvió un luchador contra su época en el auge del materialismo. Su única firmeza estaba en el haber encontrado siempre certeza en el mundo espiritual. Lo material es lo finito y lo espiritual es lo eterno. “Firme me coloco en la existencia” es un verso que nos dice: “me coloco firme en la existencia porque estoy seguro del mundo del cual vengo. Provengo del mundo espiritual, mi origen es divino, por lo tanto estoy firme en este mundo material”. Frente a la pandemia, estar firme en la existencia es decir que nada de lo que está pasando en este mundo material, con sus luces y sombras, puede moverme de lo que realmente soy. Estos textos que nos brinda Steiner nos ayudan a recordar nuestro origen que está enraizado en lo divino-espiritual.
"Firme me coloco en la existencia
Con seguridad recorro los caminos de la vida
Amor despierto en el núcleo de mi ser
Esperanza impregno en todo lo que hago
Confianza pongo en todo mí pensar
Estos 5 me dirigen a la meta
Estos 5 me dan la existencia."
Rudolf Steiner
-Hablando de origen y de raíces, creciste en Uruguay y en tu obra se presenta una relación con la costa uruguaya.
Sí, la costa uruguaya la conozco mucho, para mi es como el patio de tu casa cuando eras chico. Sabés cómo se ponía el sol al atardecer, conocés los ritmos durante el invierno, otoño, el verano. La costa la conozco como la palma de mi mano y creo que tengo una facilidad para narrar desde ahí. Creo que es un buen ejercicio para cualquier artista recurrir a los lugares que uno mejor conoce.
-En cuanto al “visual storytelling'', ¿qué te gustaría contar a través de tus obras y qué buscás narrar en ese storytelling?
Yo trato de plantarme en mis propias inquietudes, en mi biografía y en mis propias preguntas para poder contar algo. Si empiezo a pensar en el otro, ya me estoy saliendo de la obra que quiero crear. Al fin y al cabo lo único que intento es lograr esa transparencia conmigo mismo. La mejor forma que he encontrado para narrar es conectándome con el ámbito de lo intuitivo y lo espiritual, narrar desde el corazón en el sentido de que éste también es un órgano de percepción al igual que la vista o los sentidos comunes. Sé que todos estamos unidos en el plano espiritual. Abordando lo particular en mi, en la introspección de mi propia humanidad, es que puedo alcanzar estos universales humanos que todos compartimos y que están más allá del ámbito material. La forma de ser universal es ir al particular, a uno mismo.
-¿Cuáles son esas cuestiones, problemas, conflictos que te van guiando en tu proceso?
La crisis material de la vida humana, encarnada en la tierra, es la mejor forma de acceder a una superación de ese problema. Las fuerzas de la vida material, están en oposición a las de la vida espiritual, a eso que es eterno. Lo que a mí más me motiva es ver cómo un ser humano sobrepasa la vida a través de una profunda conexión con la vida material, cómo la vence. No es negando sino abrazando las cuestiones, los problemas, las relaciones, los vínculos. Al fin y al cabo el arte responde a ese ritmo natural de nacimiento, crecimiento y muerte. Esos tres actos de la naturaleza siempre están presentes. Me gusta cuando el ser humano se enfrenta a un conflicto y lo encara. La pregunta que me mueve es qué hace el ser humano con su propia vida, cómo enfrenta esos conflictos. Por ejemplo Olivia, la actriz del corto, le baila y le hace frente al fin del mundo como si lo que estuviera viviendo fuera un hechizo del cual tiene que salir.
-Es muy interesante cómo ese corto lo estructuraste en dos movimientos y cómo se ve el contraste entre la corporalidad y lo abstracto, con la imagen netamente estética en el sentido estático del término. ¿Qué le dirías a alguien que no conoce tu obra y entra en contacto por primera vez con ella?
Te invito, este es mi universo, también puede ser el tuyo, está abierto.
- La invitación a una rebelión y al momento contemplativo del arte...
Siempre me gustaron los caballos, son animales que me interesan particularmente. Desarrollan “mañas” con el tiempo por diferentes cuestiones que si no se los guía a tiempo no las abandonan y generalmente esas mañas pueden devenir en problemas mayores. Es un trabajo de corrección personal de esas “mañas” que hay que hacer en la vida material, y que eventualmente pueden llevar incluso a mejorar nuestro contexto. Hay que estar advertido de no tener la maña de dar los mensajes terminados o de servir en bandeja un mensaje donde el espectador no tiene nada para hacer. Hay series o películas donde el mensaje está terminado y procesado como si fuera un producto industrial donde no se da lugar a la propia contemplación humana, y ya se hace casi que por automatismo. No creo que el lenguaje sea algo totalmente cerrado, pero hay obras que tienen el mensaje muy procesado. Hay otras que son más abiertas y se encuentra un espacio de libertad para el alma humana. Por ejemplo en el arte renacentista, hay muchos artistas de la escuela de Leonardo Da Vinci que fueron técnicamente iguales, pero ninguno logra lo de Leonardo, lo de Rafael, lo de Miguel Angel. En aquellas obras hay escenas de un nivel simbólico y poético tan grande que se le permite al ser humano un espacio para entrar en la contemplación meditativa de las obras. Los maestros son los que abren la obra y dan libertad en vez de cerrarla.
- ¿Creés que hoy en un mundo como el que vivimos se puede vivir poéticamente? ¿Qué sería vivir poéticamente para vos?
Creo que el camino de la contemplación del arte es muy importante. El arte es crucial en la vida humana. El arte y la contemplación del arte corta el estímulo instantáneo del mundo virtual y electrónico en el que estamos metidos. Cualquier estímulo que nos mueva del eje, o nos adormezca, lo veo como una intervención artificial en la vida. Lo que es verdadero tiene el ritmo del crecimiento, de la naturaleza. Todo tiene su propio tiempo. Lo poético se puede percibir en la contemplación de la naturaleza. El ser humano puede encontrar poesía en la contemplación, en parar la máquina y observar a la naturaleza. Ver arte y no verlo como si fuera un álbum de fotos, sino tomándose un tiempo para contemplar, un tiempo que no tiene que estar definido más que por el encuentro de cada uno frente a la obra. Creo que la forma poética de vivir tiene mucho que ver con el trabajo espiritual y con plantarse en el presente, sin caer en una concepción New Age de inmediatez frente a algo que se trata de una conquista muy profunda. No hay una vida que sea plena y feliz todo el tiempo. Pero existe la voluntad de buscar esos momentos de contemplación y de paz. Estar en el aquí ahora es una búsqueda poética. Hay que parar para poder percibir las fuerzas del cosmos, la fuerza de la naturaleza. Eso no se puede observar si estamos sobreestimulados por algo externo.
Hay gente que quiere llegar a Marte o a la Luna con un cohete. El viaje lo podes hacer sin drogas y sin el cohete de Elon Musk. El cine trae otros mundos a la vida y no necesitás la nave espacial: la cámara es la nave espacial. Practicar la contemplación es ir a buscar poesía en la vida. Hay que poner el cuerpo para la observación, no es un acto pasivo, zen. Creo que la vida va por el camino de la contemplación, una contemplación que a la vez es acción. Ahí se presentan las claves. Pero hay que poner el cuerpo y la voluntad, no viene solo.
- Aquellos que trascienden como esos libros que resisten las lecturas, el paso del tiempo y queda algo inconcluso, ¿creés que el arte debería llegar a eso?
Qué debería ser el arte es una pregunta que cada artista se tiene que hacer y qué siente frente a eso. Yo lo veo como una responsabilidad y también como algo que disfruto hacer enormemente como ninguna otra cosa. Existe también un “arte” panfletario, que se ubica políticamente con mensajes cerrados frente al mundo. Creo que difícilmente una obra cerrada trascienda en el tiempo. Si la obra carece de poesía, difícilmente trascienda hacia esa dimensión espiritual, intentando lo eterno. Por ejemplo, una obra de Rafael trasciende el tiempo. Uno está frente a obras que tocan lo eterno. Los grandes maestros no lo alcanzan a través de hacer un panfleto de sus ideas, sino que abren un lenguaje que antes no existía, un nuevo reino. Está el artista con su propia biografía pero también está la intención de dejar algo abierto para que otros ingresen a la obra y comiencen un proceso propio. Ojalá pueda lograr, o pueda al menos intentar estar cerca de algo así.
- Atendiendo a esta responsabilidad que sentís respecto al arte, ¿qué es lo que se viene en términos de creación?
Tengo “Pillow”, un cortometraje que en breve se hará público. Pillow es parte de esta especie de trilogía de la pandemia de 2020. Antes hice uno muy cortito que se llama “Prayer” y después “Dance for the apocalypse''. “Pillow” es interesante porque registra la vida de un soltero uruguayo, Alexander, que reside en Viena hace más de 40 años. En la película se ve cómo encara poéticamente la cuarentena, cómo le hace frente con distintos ejercicios para mantenerse con esperanza. Él es un ejemplo. Tiene un registro documental, pero también una búsqueda poética en su narración.
Después estoy con mis primeros proyectos de largometraje y el que más estoy trabajando es sobre una historia personal familiar. Se trata de la búsqueda de mi abuela de su hijo en los Andes. Mi tío Carlitos Páez sobrevivió a los Andes después del accidente aéreo uruguayo de 1972, y mi abuela nunca dudó en buscarlo ya que creía que seguía vivo. Es una épica personal y familiar. Se conoce mucho la historia de mi abuelo Carlos Páez Vilaró, el reconocido pintor uruguayo, y no la de mi abuela. Es una historia a la que tengo acceso desde que nací. Es un hecho histórico real y quiero aproximarme al hecho sin dejar de lado la narración poética, y la intimidad del relato, aunque se trate de una verdadera épica.
- ¿Qué le dirías a alguien que está dando sus primeros pasos en la creación artística, empezando a tomar contacto con libros, obras de arte, películas?
Más allá de que lo intuitivo es para mi lo principal, primero considero que la formación técnica hay que hacerla lo antes posible. A mí me encantan las cámaras, los lentes, cómo funciona la cámara y todo eso. Un artista tiene que saber cómo funciona la cámara, el pincel, cuestiones materiales que hay que incorporar y seguir puliendo. Yo soy guitarrista y hay cuestiones que había que encarar: lectura musical, armonía. Cuanto antes lo hagas mejor para encontrar tu propio lenguaje. La Universidad y el estudio académico fueron fundamentales. Me sirvió ir a la Universidad para darme cuenta de la cantidad enorme de cosas con las que no estaba de acuerdo. Gracias a entender y también empatizar con gente que pensaba distinto encaré mi propia búsqueda.
También es muy importante la vida social con el otro. Hay que estar en contacto con otras formas de pensar. La Universidad me dio todos los textos filosóficos y ninguno me conformaba. Eso movilizó mi búsqueda. Es bueno ir a un lugar en donde se exponen diversas formas de pensar. Hay que estar advertido y conectado con uno para no entrar en la ola, en una masa de gente que es arrasada por un mismo pensamiento queriendo eliminar la propia individualidad, un verdadero imposible. Esto es como un juego y hay que salir a la cancha, no hay fórmulas. Hay formas para evadir la vida, pero si realmente enfrentás lo que te plantea, ahí se encuentra lo más valioso.
Autor
︎Luis Kenny
Estudiante de Filosofía y cofundador de Ventoux. Mi vocación por la cultura empezó de muy chico cuando empecé a visitar distintos museos, casi simultáneamente la lectura ocupó un rol protagónico en mi cotidianidad y consecuentemente también la escritura. Hoy en día mi principal interés, luego de asistir a diversos cursos de arte y literatura, es la difusión de la lectura y la cultura.