07/07/2022 | ILARIA LANDINI
Reinterpretar la historia y poner en jaque la moral del espectador: dos maneras de ver Once Upon a Time in Hollywood de Quentin Tarantino
Quentin Tarantino planea cerrar su larga y prestigiosa carrera cinematográfica en su décima película, The Movie Critic que empezará a producir este año.
Hacer un recorrido por las películas que hizo a lo largo de su trayecto es un análisis que pienso desde que vi Reservoir Dogs por primera vez. Pero en esta ocasión me atrajo la idea de lo último, el puntapié hacia un cierre en un punto bisagra, la sensación que tengo desde 2019 de querer “algo más”. Hablo de Once upon a time in Hollywood, la novena y anteúltima película de Tarantino que salió hace ya cuatro años, pero que cada vez que la vuelvo a ver descubro algo nuevo que se acerca a lo infinito, lo heteróclito y lo incategorizable.
Eduardo Russo en su “Diccionario de Cine”, caracteriza al cine posmoderno por un “predominio de lo excesivo, por la mezcla de géneros, por la autorreflexividad de sus historias o por la tendencia a considerar la obra como juego” (1998: 48). Once upon a time.. pertenece a la categoría del cine posmoderno por esto y por el predominio de la intertextualidad que desafía al espectador; lo adentra en este juego en el que tiene que descifrar la cantidad de guiños que tiene la obra (enumerar las referencias dentro de la película llevaría mucho tiempo, pero algunas son: el western de la CBS en el que Rick Dalton interpreta a un villano que existió realmente, hay alusión al avispón verde (1966-67) a Batman (1966-1968) a Bonanza (1959-1973) o cuando Sharon tate entra al cine a ver su propia película, le ponen el trailer del film “C.C & Company / La familia manson” ). Podemos interpretar la película desde múltiples matrices discursivas que definen nuestra propia subjetividad… Como dijo Julia Kristeva:
y esto es lo que mejor le sale a Tarantino.
Una de estas perspectivas con la que se puede mirar Once upon a time… está explícita dentro de la propia obra: pienso en la escena en la que Rick Dalton intercambia unas palabras con Trudi (Julia Butters) la niña del set. Ese diálogo es el reflejo de la verdadera intención de la película: ella le pregunta qué está leyendo y él le cuenta la trama del libro que tiene en las manos, sin embargo, ella lo corrige y le exige que le explique la historia del libro. Esto produce un momento fundamental, donde Dalton cuenta la historia del libro que es también su propia historia; la de un actor venido abajo debido a los cambios que trae la modernidad en Hollywood.
Teniendo esto en cuenta, nos preguntamos ¿cuál es verdaderamente la historia detrás de la película? ¿Es la relación entre Rick Dalton, un actor que intenta revitalizar su carrera en la industria del cine y Cliff Booth, su mejor amigo y su doble? ¿Es un reflejo del panorama cambiante de Hollywood en ese período, que muestra la transición de la era dorada de los estudios de cine a la contracultura emergente y la influencia de los movimientos sociales de la época, como el hippismo y los disturbios raciales? O es acaso una re-versión de la Historia, donde se plantea el famoso “qué hubiera ocurrido si…” dentro de un imaginario en el que la actriz Sharon Tate no es asesinada por el clan Manson. Once upon a time in Hollywood son todas estas historias y mucho más, ya que hay una intertextualidad que pisa muy fuerte. A la vez, no se puede pensar la película como un sólo género, sino que esa heterogeneidad también radica allí: por momentos es un drama, o un spaghetti western o una comedia negra.
Tarantino utiliza la ambientación histórica de la época para crear un retrato nostálgico de Hollywood y para explorar los cambios que se produjeron en la industria del cine y la sociedad en ese momento. La película mezcla personajes y eventos reales con ficción, generando una reinvención de la historia. Gilda Bevilacqua va a decir que el cine en tanto lenguaje también puede construir relatos que, “sin tener las características que la historia adjudica a los que ella considera legítimamente «históricos», disparan ideas, preguntas, afirmaciones y/o reflexiones que colaboran con la construcción de conocimiento acerca de «lo pasado»” (2012: 194). En este sentido, Tarantino presenta una visión alternativa de los eventos históricos, ofreciendo un final diferente y más esperanzador para Sharon Tate, quien fue asesinada el 8 de agosto de 1969 a dos semanas de dar a luz, por integrantes del clan Manson. En vez, el director revierte los hechos y decide eliminar a los tres asesinos de manera exacerbada, dejando vivir a Sharon Tate y cambiando la mirada sobre las comunidades hippies que ya no son vistas con cierto romanticismo, sino como microsociedades en las que anidan el odio y el resentimiento. A la vez, la película muestra el declive de los actores de la "vieja escuela" de Hollywood frente a la creciente popularidad de la contracultura y los cambios en la industria del cine, nos adentra en una especie de “submundo actoral” (al que él mismo pertenece) atestado por el derroche, la locura y el odio hacia todo aquel que no lo habita.
Es la forma de la película la que le confiere una significación, esto se ve en su atención al detalle en la recreación de la época, desde la vestimenta hasta la música y los carteles publicitarios. Esta cuidadosa reconstrucción histórica contribuye a la reinterpretación general de la historia y ayuda a sumergir al espectador en el mundo ficticio de la película, pues “no son divisibles, así, forma y contenido: la historia no es un contenido incapaz de ser modificado por cualquier forma, como un núcleo duro por fuera de cualquier relato” (Bevilacqua: 200).
Me pregunto entonces, si a lo que apunta Tarantino es a justamente a eso: a poner en jaque la moral del espectador que antes de ir a ver la décima película ya sabe lo que va a ver.
La violencia en Tarantino es explícita y exacerbada porque el espectador necesita esa catarsis vengativa del final. Irónicamente es una violencia que el espectador puede tolerar porque se aleja del realismo: puede ser pensada como una experiencia estética, porque al estar sobre-estilizada, logra cierta distancia con respecto a los hechos y en vez nos produce risa.
Autor
︎Ilaria Landini
Editora de revista Ventoux. Periodista y estudiante de Letras. Me considero una persona creativa y emprendedora; me gusta escribir, creo que es una mera forma de participar activamente en la sociedad.
Hacer un recorrido por las películas que hizo a lo largo de su trayecto es un análisis que pienso desde que vi Reservoir Dogs por primera vez. Pero en esta ocasión me atrajo la idea de lo último, el puntapié hacia un cierre en un punto bisagra, la sensación que tengo desde 2019 de querer “algo más”. Hablo de Once upon a time in Hollywood, la novena y anteúltima película de Tarantino que salió hace ya cuatro años, pero que cada vez que la vuelvo a ver descubro algo nuevo que se acerca a lo infinito, lo heteróclito y lo incategorizable.
Eduardo Russo en su “Diccionario de Cine”, caracteriza al cine posmoderno por un “predominio de lo excesivo, por la mezcla de géneros, por la autorreflexividad de sus historias o por la tendencia a considerar la obra como juego” (1998: 48). Once upon a time.. pertenece a la categoría del cine posmoderno por esto y por el predominio de la intertextualidad que desafía al espectador; lo adentra en este juego en el que tiene que descifrar la cantidad de guiños que tiene la obra (enumerar las referencias dentro de la película llevaría mucho tiempo, pero algunas son: el western de la CBS en el que Rick Dalton interpreta a un villano que existió realmente, hay alusión al avispón verde (1966-67) a Batman (1966-1968) a Bonanza (1959-1973) o cuando Sharon tate entra al cine a ver su propia película, le ponen el trailer del film “C.C & Company / La familia manson” ). Podemos interpretar la película desde múltiples matrices discursivas que definen nuestra propia subjetividad… Como dijo Julia Kristeva:
“Todos los textos constituyen un mosaico de citas”
y esto es lo que mejor le sale a Tarantino.
Una de estas perspectivas con la que se puede mirar Once upon a time… está explícita dentro de la propia obra: pienso en la escena en la que Rick Dalton intercambia unas palabras con Trudi (Julia Butters) la niña del set. Ese diálogo es el reflejo de la verdadera intención de la película: ella le pregunta qué está leyendo y él le cuenta la trama del libro que tiene en las manos, sin embargo, ella lo corrige y le exige que le explique la historia del libro. Esto produce un momento fundamental, donde Dalton cuenta la historia del libro que es también su propia historia; la de un actor venido abajo debido a los cambios que trae la modernidad en Hollywood.
Teniendo esto en cuenta, nos preguntamos ¿cuál es verdaderamente la historia detrás de la película? ¿Es la relación entre Rick Dalton, un actor que intenta revitalizar su carrera en la industria del cine y Cliff Booth, su mejor amigo y su doble? ¿Es un reflejo del panorama cambiante de Hollywood en ese período, que muestra la transición de la era dorada de los estudios de cine a la contracultura emergente y la influencia de los movimientos sociales de la época, como el hippismo y los disturbios raciales? O es acaso una re-versión de la Historia, donde se plantea el famoso “qué hubiera ocurrido si…” dentro de un imaginario en el que la actriz Sharon Tate no es asesinada por el clan Manson. Once upon a time in Hollywood son todas estas historias y mucho más, ya que hay una intertextualidad que pisa muy fuerte. A la vez, no se puede pensar la película como un sólo género, sino que esa heterogeneidad también radica allí: por momentos es un drama, o un spaghetti western o una comedia negra.
Tarantino utiliza la ambientación histórica de la época para crear un retrato nostálgico de Hollywood y para explorar los cambios que se produjeron en la industria del cine y la sociedad en ese momento. La película mezcla personajes y eventos reales con ficción, generando una reinvención de la historia. Gilda Bevilacqua va a decir que el cine en tanto lenguaje también puede construir relatos que, “sin tener las características que la historia adjudica a los que ella considera legítimamente «históricos», disparan ideas, preguntas, afirmaciones y/o reflexiones que colaboran con la construcción de conocimiento acerca de «lo pasado»” (2012: 194). En este sentido, Tarantino presenta una visión alternativa de los eventos históricos, ofreciendo un final diferente y más esperanzador para Sharon Tate, quien fue asesinada el 8 de agosto de 1969 a dos semanas de dar a luz, por integrantes del clan Manson. En vez, el director revierte los hechos y decide eliminar a los tres asesinos de manera exacerbada, dejando vivir a Sharon Tate y cambiando la mirada sobre las comunidades hippies que ya no son vistas con cierto romanticismo, sino como microsociedades en las que anidan el odio y el resentimiento. A la vez, la película muestra el declive de los actores de la "vieja escuela" de Hollywood frente a la creciente popularidad de la contracultura y los cambios en la industria del cine, nos adentra en una especie de “submundo actoral” (al que él mismo pertenece) atestado por el derroche, la locura y el odio hacia todo aquel que no lo habita.
Es la forma de la película la que le confiere una significación, esto se ve en su atención al detalle en la recreación de la época, desde la vestimenta hasta la música y los carteles publicitarios. Esta cuidadosa reconstrucción histórica contribuye a la reinterpretación general de la historia y ayuda a sumergir al espectador en el mundo ficticio de la película, pues “no son divisibles, así, forma y contenido: la historia no es un contenido incapaz de ser modificado por cualquier forma, como un núcleo duro por fuera de cualquier relato” (Bevilacqua: 200).
Explosión y catársis vengativa del final
Para lograr esto, trabaja con un tiempo de expansión y estallido, por eso hay ciertos momentos de escalada de tensión en los que parece que todo va a explotar por los aires (por ejemplo, cuando Cliff visita el rancho para ver a Spahn). Este clima se genera por las herramientas del lenguaje cinematográfico: tanto por los diálogos entre los personajes, la actuación realizada y la tensión generada por los movimientos de cámara y la composición de los planos. De esta forma, la expansión y el estallido se trabajan juntos para crear una catarsis final; el estallido es catártico porque la expansión nos mantiene ansiosos por ese estallido, es decir, nos hace aguantar hasta que no podemos más. Por eso la escena final es tan placentera, donde hay un disfrute gozoso sobre la violencia combinado con un potente sentido del humor. Sin embargo, esta mezcla es peligrosa, pues entra en el terreno de lo controversial, de la ambigüedad polémica que utiliza Tarantino para poner en jaque la moral del espectador. Si pensamos por ejemplo, la imagen visual de Dalton prendiendo fuego a una de las mujeres del clan que es tal cual un femicidio…Me pregunto entonces, si a lo que apunta Tarantino es a justamente a eso: a poner en jaque la moral del espectador que antes de ir a ver la décima película ya sabe lo que va a ver.
La violencia en Tarantino es explícita y exacerbada porque el espectador necesita esa catarsis vengativa del final. Irónicamente es una violencia que el espectador puede tolerar porque se aleja del realismo: puede ser pensada como una experiencia estética, porque al estar sobre-estilizada, logra cierta distancia con respecto a los hechos y en vez nos produce risa.
Autor
︎Ilaria Landini
Editora de revista Ventoux. Periodista y estudiante de Letras. Me considero una persona creativa y emprendedora; me gusta escribir, creo que es una mera forma de participar activamente en la sociedad.